Arquímedes afirmaba que con una palanca lo suficientemente larga y un punto de apoyo, podría mover el mundo. Su frase, más allá de la física, encierra una profunda verdad sobre el poder del ser humano, y en el plano espiritual, está en nuestro interior, es la FE.
Cada uno de nosotros posee su propia “palanca”: la voluntad, el amor, el conocimiento o un sueño que nos impulsa. El secreto está en encontrar ese punto de apoyo firme —la confianza en nosotros mismos o en algo más grande— que nos permita transformar lo imposible en posible.
Mover el mundo no siempre significa cambiarlo todo afuera; a veces empieza por mover nuestro propio interior. Cuando logramos hacerlo, el mundo entero empieza a moverse con nosotros.
Cuando el corazón se apoya en Dios, incluso lo que parece inamovible empieza a cambiar. La Fe, es la palanca, esa fuerza invisible que nos levanta y nos ayuda a transformar lo pequeño en grande.
La Fe viva, confianza en Dios y amor son la palanca con la que podemos mover montañas, sanar heridas y transformar el mundo que nos rodea. Hagamos vida nuestro lema. SERVIR A LOS NIÑOS DEL MUNDO.
Invocación realizada por María Eugenia Rodríguez el miércoles, 12 de noviembre de 2025.

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