En la Invocación del programa de navidad del Club Kiwanis Quito, Betty compartió una historia, la ubiqué en National Geographic, algo similar:
Fotografía de Pictorial Press Ltd, Alamy
Por Editors of National Geographic
Publicado 28 nov 2024, 07:58 GMT-3
Por Editors of National Geographic
Publicado 28 nov 2024, 07:58 GMT-3
"Todo se calmó en el frente occidental en diciembre de 1914, cuando estallaron treguas espontáneas entre los soldados enemigos que pasaban las fiestas en guerra. Decoraban, intercambiaban regalos e incluso jugaban un poco al fútbol.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en julio de 1914, muchos europeos pensaron que la lucha habría terminado para Navidad. No fue así, y casi seis meses después del comienzo de la guerra, cientos de miles de soldados celebraron las fiestas como pudieron en las gélidas trincheras de Europa occidental.
Cuáles fueron los regalos navideños para los soldados
En toda Europa, las campañas navideñas recogían y distribuían regalos de Navidad a los soldados del frente. A los británicos se les enviaba una lata con el perfil de la princesa Mary en relieve que contenía chocolate, tabaco y una nota de los Reyes en la que se leía: “Que Dios los proteja y los traiga sanos y salvos a casa”. Las fuerzas alemanas recibieron regalos del Kaiser Guillermo II: los soldados, pipas, y los oficiales, paquetes de cigarrillos.
Unos días antes de Navidad, el presidente francés Raymond Poincaré visitó el almacén de París, donde se acumulaban los regalos para los soldados franceses. “Un gran número de paquetes están listos para ser transportados al frente; los productores de vino han proporcionado 1200 botellas”, informaba el diario parisino Le Temps el 22 de diciembre de 1914.
La Navidad en el hospital durante la Primera Guerra Mundial
El personal del hospital se aseguró de que las fiestas no pasaran sin una pequeña celebración para los heridos. Mary Dexter, voluntaria estadounidense de la Cruz Roja británica, escribió cartas en las que detallaba los preparativos navideños: “Pasado mañana es Navidad... Estamos ocupados, en minutos impares, haciendo medias de gasa para nuestros 200 hombres; cada una contendrá fruta, mermelada y tabaco”. En un hospital de Berlín, las enfermeras repartían golosinas y decoraban pequeños árboles de Navidad.
Louie Johnson, una enfermera inglesa, recordaba cómo la gente le hacía regalos sencillos, como un paquete de cigarrillos o una bufanda, para que los entregara a los soldados.
La enfermera alemana Anna von Mildenburg dijo lo siguiente de la Navidad de 1914: “La imagen permanecerá con nosotros para siempre, cómo todos estábamos de pie entre los soldados, con las manos cruzadas fervientemente. Y junto al parpadeo de las velas del árbol de Navidad, en el aroma a abeto del árbol resplandeciente, cantábamos en voz baja la vieja y querida canción, elevándola como una ardiente plegaria, una sentida súplica: Paz a los hombres en la Tierra”.
La tregua de Navidad: cómo fue y qué actividades se realizaron
Las treguas espontáneas que surgieron a lo largo del frente occidental, especialmente entre las fuerzas británicas y alemanas, se cuentan entre los acontecimientos más famosos de diciembre de 1914.
En Nochebuena, los soldados alemanes decoraron las trincheras con Tannenbäume, o abetos, y cantaron villancicos. A través de la tierra de nadie les llegó una serenata británica de música navideña. A la mañana siguiente, los hombres pasaron tiempo juntos fuera de las trincheras, intercambiando saludos y regalos de ron y puros.
El partido de fútbol entre soldados enemigos en la Navidad de 1914
Quizás la historia más inspiradora de la tregua ha sido la más difícil de documentar: los partidos de fútbol jugados el día de Navidad. Los relatos de segunda y tercera mano aparecían en periódicos y cartas, pero los testimonios de primera mano, ya fuera presenciando un partido de fútbol o jugando en uno, eran escasos.
Dos cartas escritas por soldados británicos, el cabo Albert Wyatt y el sargento Frank Naden, en las que describían el juego en Wulvergem, Bélgica, permitieron comprobar la existencia de un “partido de fútbol”. El relato de Wyatt se publicó en el artículo del Thetford Times que describía “patear una pelota entre las dos líneas de fuego”.
Utilizando métodos similares, los historiadores confirmaron que se había disputado otro partido en Frélinghien, Francia. Aunque los partidos fueron más pequeños y menos numerosos de lo que se creía originalmente, eso no impidió que se celebraran conmemoraciones por el centenario de la tregua en 2014, incluida una escultura develada en Liverpool, Inglaterra, y una pelota de fútbol de acero sobre un proyectil que explotó que se presentó en Saint-Yvon, Bélgica, para honrar los partidos.
Quizás la historia más inspiradora de la tregua ha sido la más difícil de documentar: los partidos de fútbol jugados el día de Navidad. Los relatos de segunda y tercera mano aparecían en periódicos y cartas, pero los testimonios de primera mano, ya fuera presenciando un partido de fútbol o jugando en uno, eran escasos.
Dos cartas escritas por soldados británicos, el cabo Albert Wyatt y el sargento Frank Naden, en las que describían el juego en Wulvergem, Bélgica, permitieron comprobar la existencia de un “partido de fútbol”. El relato de Wyatt se publicó en el artículo del Thetford Times que describía “patear una pelota entre las dos líneas de fuego”.
Utilizando métodos similares, los historiadores confirmaron que se había disputado otro partido en Frélinghien, Francia. Aunque los partidos fueron más pequeños y menos numerosos de lo que se creía originalmente, eso no impidió que se celebraran conmemoraciones por el centenario de la tregua en 2014, incluida una escultura develada en Liverpool, Inglaterra, y una pelota de fútbol de acero sobre un proyectil que explotó que se presentó en Saint-Yvon, Bélgica, para honrar los partidos.
Las siguientes Navidades en la guerra
La tregua de 1914 no duró y los combates no tardaron en reanudarse en el frente occidental. Mientras que los relatos de los periódicos sobre la celebración de las fiestas podían haber encantado a la gente en casa, los mandos militares estaban horrorizados.
En las tres Navidades que siguieron, dictaron órdenes que impedían cualquier nueva confraternización entre las fuerzas combatientes. El salvajismo implacable de la Primera Guerra Mundial podría haberlas hecho innecesarias.
En diciembre de 1914, la guerra aún era joven, pero a medida que se prolongaban las hostilidades, los soldados curtidos en batalla se endurecían tras años de horror en las trincheras, lo que llevó a una actitud diferente hacia los “intercambios de regalos”."
En diciembre de 1914, la guerra aún era joven, pero a medida que se prolongaban las hostilidades, los soldados curtidos en batalla se endurecían tras años de horror en las trincheras, lo que llevó a una actitud diferente hacia los “intercambios de regalos”."
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